martes, 26 de enero de 2016

Fraude, set y partido

El tenis ha sido el último deporte del que se han destapado miserias. Como sucedió con los casos de la federación internacional de fútbol o con la de atletismo, el periodismo se ha encargado de abrir la puerta por la que se han ido colando las informaciones comprometedoras. Ahora no se habla de dopaje médico sino de manipulación financiera de los resultados: tenistas se habrían dejado ganar a cambio de sumas de dinero proporcionadas por grupos organizados de apostadores.

Es un tema complicado de afrontar porque la mezcla contiene avaricia, inseguridad, debilidad y fraude. No estamos hablando de la disciplina más transparente del mundo en su gestión desde que la organización del circuito cayó en las manos de la asociación de jugadores. De ningún modo estoy defendiendo a los dirigentes frente a los profesionales del deporte, pero al mismo tiempo hay que reconocer que la forma en que la ATP (Asociación de Tenistas Profesionales) lleva sus asuntos adolece de transparencia en muchos ámbitos.

La opacidad ha tenido mucho recorrido en el manejo del dopaje, sus controles y sanciones. Los principales tenistas de la clasificación mundial ya han lanzado de vez en cuando comentarios en torno al asunto que no dejaban en demasiado buen lugar a la patronal. Existen sospechas en torno a campeones de tronío e incluso rumores de que se han ocultado positivos bajo oportunas lesiones. De todo esto no existen pruebas todavía pero ya hay algunos medios de comunicación detrás del cotarro.

Decía que ha tenido que ser la prensa quien haya destapado este caso, como fueron los periodistas quienes informaron de las investigaciones del FBI a la plana mayor de la federación internacional de fútbol y quienes reventaron el cambalache que existió en la internacional de atletismo en torno a los análisis antidopaje, en especial de los atletas de nacionalidad rusa.

Los tenistas ahora abren la boca para contar sus experiencias personales a la prensa cuando esa locuacidad debería haberse producido en el momento en que fueron tentados o amenazados y, más concretamente, ante la policía. Venir ahora con narraciones heroicas es una posición muy ventajista que solo sirve para añadir literatura al problema. De confirmarse la información en toda su extensión, no habrán sido pocos los partidos amañados, las apuestas dirigidas y el dinero ganado y perdido.

Una cuestión importante es que son muchos los implicados y estos pertenecen al mundo del tenis y al del hampa. No es que solo hablemos de delincuencia por un lado porque al aceptar este juego, como al asumir el dopaje, el deportista está siendo cómplice del tejemaneje por muchos valores que identifiquen a su profesión. En el caso del fútbol y del atletismo ha quedado claro que la putrefacción estaba dentro del sistema, en realidad sigue estando. El universo del tenis y su glamour están por ahora marcados a la espera de que algo más de claridad y transparencia demuestren la salud de este deporte en el que hace tiempo que huele a cerrado.



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