Pocos podían imaginarse que a los observadores del Fútbol
Club Barcelona les iba a resultar más sencillo contratar a un goleador que a un
director de comunicación. Sin embargo, los últimos elegidos para esta
responsabilidad se cuentan a uno por año desde hace varias temporadas.
El club, tradicionalmente capaz de convertir un
abanico de posibilidades en un catálogo de inconvenientes, trabaja con varios tipos
de comunicación en función del tema sobre el que se pronuncia o del directivo
que se expresa; el entrenador tiene la suya propia, casi todos los futbolistas
ninguna, sus abogados otra diferente, por ahí van las secciones y el resultado de todo ello es
multiplicador: los problemas del Barça parece que cuenten por tres.
De cualquier modo, el principal diagnóstico que se
puede hacer de esta situación es que el Barcelona se ha vulgarizado en este
asunto hasta ponerse a la altura de la mayoría de clubes de fútbol al carecer
de convicción, estrategia y personal adecuado para dirigir el cotarro. Si nos
centramos en la que debería ser la acción comunicativa más destacada de los
últimos meses, destinada a frenar la crisis surgida a raíz del partido en San
Sebastián de la pasada temporada, el análisis es desolador: la reacción fue
anunciar un escenario depresivo y una convocatoria de elecciones. En lugar de
tranquilizar a quienes entrenaban o jugaban en el club y al resto de
trabajadores de la entidad se prefirió cerrar el pico a los opositores y demás componentes
del manido entorno.
Todavía habrá quien piense que gracias a esa representación
se consiguió ganar el triplete aunque no se ha usado ningún argumento para corroborarlo.
Nos encontramos en una nueva era en que la comunicación requiere motivación:
quienes nos escuchan, leen o visualizan reclaman que se les hable de las cosas
que les interesan y la comunicación del Barça aún no ha sido capaz de asentar
canales de diálogo con sus propios directivos y trabajadores, periodistas,
competencia y aficionados.
Ya hace más de una década que el director de comunicación
del Barcelona reparte concesiones entre los medios de comunicación para que
estos puedan hacer promociones de productos oficiales del club. Mientras se
prefiera a un experto en mercancías de bazar en lugar de a un puente entre la
institución y el periodismo los problemas seguirán pareciendo triples.
Nunca!
ResponderEliminar