lunes, 19 de octubre de 2015

Representantes que no representan

El último número ha correspondido al locuaz agente de Gareth Bale pero la lista que le precede es muy extensa. Las declaraciones de quienes rodean a los deportistas acostumbran a provocar desencuentros entre sus representados y el mundo en general. Únase al gremio a cuantos brazos de un árbol genealógico puedan imaginarse, siempre que la edad los haga coetáneos al protagonista. En resumen, el entorno cercano del deporte tiende a hablar más de la cuenta y a destiempo.

En cualquier organización estas estridencias serían corregidas, si no prevenidas antes de que se produjeran. Sin embargo el deporte permanece ajeno a las consecuencias de reputación y todo lo que conllevan. La sensación es que ni los propios deportistas entienden el valor de su marca personal y que circunscriben los daños a mantener su nivel económico. El principal problema reside en esta cuestión: quienes largan sin tino suelen ser a la vez aquellos que se encargan de negociar sus contratos y parecen tener arrogada la condición de ser infalibles.

Siempre que se prefiera a una caja registradora antes que a un portavoz nos encontraremos con el desajuste. El gran reto del deportista es visualizarse a sí mismo como una empresa. Al fin y al cabo, tiene ingresos y gastos, contrata proveedores, ofrece sus servicios o productos, genera riqueza y comunica. Muchos de ellos (y ellas, por supuesto) ingresan más que la mayoría de las pymes, por lo que resulta curioso que no dispongan de ningún tipo de estrategia para funcionar. Cuando se les estropea el coche, acuden al mecánico, si tienen una molestia, al fisioterapeuta, en caso de contratar un viaje confían en una agencia. ¿Qué hace que su comunicación e imagen estén en manos de personas que no tienen ninguna preparación?

Pienso que la respuesta viaja entre el desinterés y la desinformación. Nadie se sienta con ellos para preparar una entrevista o una rueda de prensa, ni analiza la actualidad o el calendario para encontrar los momentos oportunos y las temáticas adecuadas, no estudian qué actividad humanitaria desarrollar ni las consecuencias de carecer de todo esto. En resumen, piensan que su talento para desempeñar con maestría su deporte es válido para todo lo demás sin reparar en que por la boca de sus representantes y familia se escapan grandes pedazos de su imagen.


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